La fábula del angelito

Huyendo despavorido de la escena de un crimen que no cometí, me senté y me puse a escribir. Es de esos caminos que no importa a dónde van, quizás voy a dejar que mis pasos... o mejor dicho, mis palabras, me lleven.

jueves, 4 de enero de 2024

Es tu sonrisa

Creí soñarla y no fue un sueño,

imaginarla sin fantasías.

Era real en tu mirada,

fue tu sonrisa la que causó la mía.

Quisiera ser quien la provoque,

quien la genere todos los días,

ser el causante de aquel milagro,

ser el causante de tu sonrisa.

Causas salud, borras heridas

y con el aire que respirás

esos segundos se vuelven vidas.

No hay otra igual, es imposible

es tu sonrisa la que contagia

que a quien no llora lo hace sensible,

a quien no lucha le da el coraje,

a quien no reza lo acerca a Dios

y a quien no escucha le da un mensaje.

Hoy quiero verte, hoy quiero oírte,

tenerte cerca y quizás sentirte,

dejar de ser quien improvisa.

Dame tus manos, dame tus alas,

más por encima de todo aquello,

dame la magia de su sonrisa.


lunes, 9 de noviembre de 2020

 

¿De qué te sirvió?

 

Las horas pasaron, los días, semanas

y seguiste enojado frente al mundo imperfecto

que no va a cambiar aunque mostrés el enojo;

la vida siguió en sus días y noches,

en su nuevo amanecer,

el de ayer, el de mañana,

y sin prestarle atención a tus tiempos

el sol renació, la canción se acabó,

la salida llegó y el café se enfrió.

¿De qué te sirvió amargarte minutos,

perderte cariños, seguir al orgullo?

¿De qué te sirvió caminar en reversa,

olvidar detenidos los ciclos,

dejar que se apaguen las velas?

¿De qué te sirvió dejar lágrimas derramadas,

si el dolor que sentías no se fue con ellas?

Es que tarde o temprano las nubes se corren,

y dan lugar a una vista infinita,

a universos distintos, a un sol más intenso,

a una estrella que no habías visto.

¿De qué te sirvió cruzarte de brazos,

mirar de reojo sin ver realidades?

¿De qué te sirvió evitar los momentos,

cansarte de nada, correr sin destino

si detrás de tus pasos

quedó solo el polvo de un viejo camino?

Pañuelos mojados,

consejos errados,

batallas perdidas,

y un sinfín de lamentos

que no hicieron más blandas las piedras

ni pudieron sacarle tornados al viento.

¿De qué te sirvió esquivar las verdades,

borrar la memoria, bajar la persiana,

si el amor y la magia estaban por fuera

y la vida se trata de seguir adelante?

¿De qué te sirvió bajar la cabeza,

quedarte en la ausencia tirado en el suelo?

De cara al futuro mirate al espejo,

y entendé que ser libre es la meta correcta;

de cara al mañana olvidá lo complejo;

para pensar lo contrario,

“¿De qué te sirvió?”

Es la pregunta perfecta.

 

Max Belaeff – 09 de noviembre de 2020

lunes, 11 de mayo de 2020

Nunca se fue

Que la mirada no se pierda, que siga presente, que te recuerde en cada idea, en cada sueño, en cada palabra lanzada al viento que esa persona está ahí, que sigue presente como siempre lo estuvo; que la mirada, la sonrisa, los ojos, las manos, el alma que te ponía en cada consejo te acompañe; que sientas la mano en el hombro o apoyada en la pierna, en la cara secándote las lágrimas; que escuches el latir de su corazón al ritmo del tuyo como si te estuviera hablando, dándote las mejores y más sabias palabras; que te acompañe en los pasos que sepas dar, y si no sabes darlos que la imaginación que te ofrece esa persona te enseñe a darlos; que una mueca que solía hacer te inspire a seguir adelante, que no te deje llorando, que te invite a volar y acompañe tus alas; que no se pierda la magia, que te dé seguridad y que su fortaleza sea tuya, que sientas cómo te habla.
Que la mirada no se pierda porque lo creas o no, nunca se fue.  


viernes, 31 de agosto de 2018

Tristeza disfrazada de enojo

Aunque parezca enojo, no lo es: el ceño se frunce y los puños se cierran como forma de defensa, en un mecanismo muy personal para generar distancia con el resto de los mortales. Pareciendo enojados nadie se anima a contradecirnos, a provocarnos más daño del que ya sentimos. 
El dolor, el verdadero dolor, se puede ver reflejado en lo que parece ser la secuela de una tormenta al costado de un camino sin destino, pero sin retorno. Está allí, esperando ser curado, consolado y en cualquier lugar encuentra enemigos, rivales, adversarios (aunque no los haya), y, por supuesto, nadie tiene la culpa de ello. 
Cuando duele el alma, no hay remedio posible, ni cura, ni caricia que consuele y, difícilmente, palabra que calme. Sin embargo, hay quienes tienen esperanzas y eso es algo imposible de juzgar. 
En definitiva, ¿quién tendría la culpa del dolor ajeno sin haberlo provocado?

martes, 8 de noviembre de 2016

Ausencias


 Un salón vacío,
Un corazón que late pero que no hace ruido
Y una memoria que muere por olvidar.
Ausencias en la mirada,
En la vida cotidiana,
En la mitad sana de la pasión.
Ausencias en el alma, frente al mar,
En un rincón del cuarto
En la cama, en la ropa del placard.
Ausencias en la punta de la mesa,
Y en el ritmo del latir al respirar.
Siento su ausencia en el perfume,
En el saludo antes y después de dormir,
En un dolor que llegó para quedarse,
dejó de ser pasajero y no se deja morir.
Ausencia en el amor y en las ganas de amar,
Incluso ausencia de llantos…
Pero también del gusto de la felicidad.
Ausencias en las risas,
En las caricias, en los sueños que quedaron por soñar.
Estoy ausente de eso que siento,
De lo que celebro y de lo que lamento.
En definitiva estar ausente
Es también una forma de escaparle a la realidad. 

lunes, 31 de octubre de 2016

El día después

Con la muerte llega el vacío, un vacío al que nadie quiere saltar. De su mano llega el sufrimiento más profundo que se pueda vivir. Con la muerte corren a uno los recuerdos, las risas, los aplausos, las miradas, las palabras… con la muerte se acaba el mundo mientras empieza otro muy diferente.

domingo, 30 de agosto de 2015

Eso que soy


Soy los sueños que no se van a cumplir
Y las metas incumplibles
Y las palabras que prefiero no decir;
Soy el día después del ayer
La nostalgia, la magia que nunca llegó,
Soy la marca de agua que no se borró,
La música calma que no se pudo escuchar;
Soy un viejo recuerdo que no quiero olvidar,
Soy el atardecer de un buen día,
O la última estrella que supo brillar;
Soy el caso perdido, la mentira perfecta,
La voz que no habla y quiere gritar,
Soy la risa apagada, la carcajada dormida,
Un salón vacío y sin salida,
Un sol oculto tras el mar;
Soy la página en blanco,
El pájaro que no sabe volar;
Soy la trama de algún cuento
Que entre lágrimas y risas
Va buscando su final.

Max Belaeff

30-08-2015