La fábula del angelito

Huyendo despavorido de la escena de un crimen que no cometí, me senté y me puse a escribir. Es de esos caminos que no importa a dónde van, quizás voy a dejar que mis pasos... o mejor dicho, mis palabras, me lleven.

martes, 8 de noviembre de 2016

Ausencias


 Un salón vacío,
Un corazón que late pero que no hace ruido
Y una memoria que muere por olvidar.
Ausencias en la mirada,
En la vida cotidiana,
En la mitad sana de la pasión.
Ausencias en el alma, frente al mar,
En un rincón del cuarto
En la cama, en la ropa del placard.
Ausencias en la punta de la mesa,
Y en el ritmo del latir al respirar.
Siento su ausencia en el perfume,
En el saludo antes y después de dormir,
En un dolor que llegó para quedarse,
dejó de ser pasajero y no se deja morir.
Ausencia en el amor y en las ganas de amar,
Incluso ausencia de llantos…
Pero también del gusto de la felicidad.
Ausencias en las risas,
En las caricias, en los sueños que quedaron por soñar.
Estoy ausente de eso que siento,
De lo que celebro y de lo que lamento.
En definitiva estar ausente
Es también una forma de escaparle a la realidad. 

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