Que la mirada no se pierda, que siga
presente, que te recuerde en cada idea, en cada sueño, en cada palabra lanzada
al viento que esa persona está ahí, que sigue presente como siempre lo estuvo;
que la mirada, la sonrisa, los ojos, las manos, el alma que te ponía en cada
consejo te acompañe; que sientas la mano en el hombro o apoyada en la pierna, en
la cara secándote las lágrimas; que escuches el latir de su corazón al ritmo
del tuyo como si te estuviera hablando, dándote las mejores y más sabias
palabras; que te acompañe en los pasos que sepas dar, y si no sabes darlos que
la imaginación que te ofrece esa persona te enseñe a darlos; que una mueca que
solía hacer te inspire a seguir adelante, que no te deje llorando, que te
invite a volar y acompañe tus alas; que no se pierda la magia, que te dé
seguridad y que su fortaleza sea tuya, que sientas cómo te habla.
Que la mirada no se pierda porque lo
creas o no, nunca se fue.
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