La fábula del angelito

Huyendo despavorido de la escena de un crimen que no cometí, me senté y me puse a escribir. Es de esos caminos que no importa a dónde van, quizás voy a dejar que mis pasos... o mejor dicho, mis palabras, me lleven.

domingo, 29 de abril de 2012

La foto que no encontré

Tarde, muy tarde me puse a pensar en los gritos que pude evitar, las palabras que no dije y las que olvidé decir, los besos que no di, las canciones que no canté… y bueno, siempre pasa lo mismo, es una frase hecha desde tiempos inmemorables aquello de que “uno no valora lo que tiene hasta que lo pierde”. Y me volvió a suceder. Pero quiero decirlo, a ver si de tanto repetirlo no me vuelve a pasar.
Lo que quería decir lo dije igual, pero la falta de fe que sufro hace que no esté absolutamente convencido de que me haya escuchado. “Está en otro plano”, “es una estrella más en el cielo”, “la vas a llevar en el corazón”… pero aun así no estoy seguro de que me haya escuchado cuando le pedí disculpas llorando por todo lo que hice mal.
Y tarde me puse a buscar en los cajones, las repisas, los armarios, alguna foto que me sirviera para graficar que la extraño y por más que lo hice no la encontré. Había muchas, pero yo quería una con buena luz, en primer plano, con un fondo lindo y sobre todo, una foto en que estuviéramos los dos solos. Ahora es tarde, esa foto nunca me la saqué. Ahora es tarde, pero me di cuenta que además de las palabras que quiero decir no las dije cuando había que decirlas, hay fotos que quiero tener y no saqué cuando había que sacarlas.
Tal vez siga buscando, aún quedan por revolver muchos cajones y cajas de zapatos de esas que uno usa para guardar cosas que cree que jamás va a usar pero que por las dudas conserva.
“¡Estoy seguro que la saqué!”, pero a decir verdad, de lo único que estoy seguro es que no estoy seguro de nada.
La foto que no encontré podré verla ahora, sólo cerrando los ojos y mirando para adentro.

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