La fábula del angelito

Huyendo despavorido de la escena de un crimen que no cometí, me senté y me puse a escribir. Es de esos caminos que no importa a dónde van, quizás voy a dejar que mis pasos... o mejor dicho, mis palabras, me lleven.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Envidio al viento que te acaricia,
al espejo que te descubre,
a esa almohada que te cobija.
Le tengo envidia
a la mañana que te despierta,
al desayuno que te alimenta,
a ese perfume que me enloquece,
a ese sueño que está en tu mente.

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